Vivienda colaborativa: qué nos enseña la shortlist del William Sutton Prize
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Vivienda colaborativa: qué nos enseña la shortlist del William Sutton Prize

La shortlist del William Sutton Prize propone claves para adaptar la vivienda colaborativa al desafío habitacional argentino.

12 de agosto de 2025
5 min de lectura
por Equipo proyect.ar

Vivienda colaborativa: qué nos enseña la shortlist del William Sutton Prize

Si alguna vez te preguntaste cómo podría transformarse la vivienda en ciudades como Buenos Aires, Córdoba o Rosario, este artículo te propone un recorrido práctico: la reciente shortlist del William Sutton Prize ofrece ideas que podés adaptar al contexto argentino para pensar vivienda colaborativa más allá del modelo tradicional.

Vivienda colaborativa: por qué importa hoy

La presión sobre el suelo urbano, la precariedad del acceso a la vivienda y la necesidad de modelos más sostenibles hacen que la vivienda colaborativa gane relevancia. No es una moda: es una respuesta práctica que combina densidad, comunidad y gestión compartida. Acá en Argentina, con la crisis habitacional que conocemos en el conurbano bonaerense y en barrios populares de las grandes ciudades, los enfoques colaborativos podrían aliviar tensiones y reconfigurar cómo concebimos la casa y lo común.

Qué entendemos por vivienda colaborativa

En términos generales, hablamos de proyectos donde funciones —espacios, servicios, gestión— se comparten. Podés encontrar variantes: cohousing, cooperativas de vivienda, modelos de co-living con foco social, y esquemas autogestivos que reducen costos y fortalecen lazos. Lo distintivo es que la vivienda deja de ser solo un producto individual y se convierte en un proceso colectivo.

Análisis general de la shortlist del William Sutton Prize

La nota de The Architectural Review anuncia a los finalistas de la edición 2025 del William Sutton Prize y subraya propuestas que reimaginan la vivienda social y colaborativa. Si bien la información disponible en la fuente es la que citamos, lo que podés ver en la shortlist es una tendencia común: proyectos que priorizan flexibilidad espacial, estrategias de participación comunitaria y soluciones económicas para escalar la vivienda social.

Ese enfoque es relevante para nuestro país porque plantea alternativas de diseño y gestión que responden tanto a limitaciones presupuestarias como a la necesidad de construir tejidos sociales resilientes. No se trata solo de optimizar metros cuadrados: se trata de diseñar mecanismos para que los residentes sean parte del proceso, desde la concepción hasta la administración.

Dibujo arquitectónico histórico

Crédito: Wikimedia Commons | Fuente: Wikimedia Commons | Licencia: ver enlace de la imagen en Wikimedia

Lecciones que podés aplicar

De la lectura de la shortlist se desprenden lecciones prácticas: adaptabilidad de las unidades, espacios comunes pensados como infraestructura social, y modelos de financiación mixta que combinan fondos públicos y aportes comunitarios. En el ámbito de políticas públicas, esto sugiere que subsidios y regulaciones podrían orientarse a facilitar formas de tenencia colectiva y contratos flexibles.

Comparativa con experiencias locales

En Argentina ya existen iniciativas y un ecosistema de actores que trabajan en clave colaborativa: cooperativas de vivienda, proyectos autogestivos y experiencias de co-housing en pequeña escala. No hace falta inventar: sabés que hay tradiciones de mutualismo y cooperativismo que pueden potenciar estos modelos.

Sin embargo, la escala y la integración urbana siguen siendo desafíos. En ciudades densas como Buenos Aires, la combinación de suelo caro y normativas rígidas complica la réplica masiva de modelos participativos. Córdoba y Rosario, con contextos urbanos distintos, muestran que la adaptabilidad del modelo es clave: allí podés pensar en reconversión de manzanas enteras, en intervención de vocaciones productivas y en vinculación con movilidad y servicios.

Sección arquitectónica histórica

Crédito: Wikimedia Commons | Fuente: Wikimedia Commons | Licencia: ver enlace de la imagen en Wikimedia

Lo que funciona y lo que hace falta

Lo que funciona en proyectos colaborativos es la capacidad de generar economías de escala en servicios y mantenimiento, y la mejora en la calidad de vida por la existencia de espacios compartidos bien pensados. Lo que falta en Argentina suele ser acceso a financiamiento flexible, marcos regulatorios que avalen la co-tenencia y programas de capacitación para la autogestión. Aun así, existe una base cultural favorable: la solidaridad vecinal y la tradición cooperativa son activos que no hay que subestimar.

Desafíos culturales y económicos para implementar estos modelos

Implementar vivienda colaborativa en nuestro país implica sortear varios desafíos:

  • Regulatorio: Las normativas de zonificación y de parcelamiento a menudo no contemplan formas híbridas de propiedad.
  • Financiero: Los flujos de crédito están diseñados para compras individuales; hay que pensar instrumentos que financien proyectos colectivos.
  • Cultural: La idea de compartir espacios —y ciertas responsabilidades— requiere procesos de confianza y gobernanza clara.

Superar estos obstáculos demanda colaboración entre gobierno, academia, organizaciones sociales y el propio sector de la construcción. Mirá: no es utopía. Existen mecanismos de política pública y herramientas de financiamiento que, con voluntad, se pueden adaptar para potenciar la vivienda colaborativa en barrios populares y nuevos desarrollos urbanos.

Conclusiones y oportunidades futuras

La shortlist del William Sutton Prize, tal como la presenta The Architectural Review, actúa como un espejo: muestra caminos novedosos para pensar la vivienda social y colaborativa. Acá en Argentina, esos caminos se cruzan con tradiciones cooperativas y una necesidad urgente de soluciones habitacionales.

Si querés incidir en política pública, proyecto arquitectónico o en iniciativas comunitarias, conviene apostar por estrategias mixtas: pilotajes locales en barrios de Buenos Aires, colaboración con municipios de Córdoba y Rosario para adaptar normativas, y formación en gestión comunitaria. El potencial existe; lo que hace falta es traducir ideas en herramientas concretas, con diseño sensible al contexto y modelos sostenibles a largo plazo.

Créditos y referencias

Este artículo se basa en la información publicada por The Architectural Review sobre la shortlist del William Sutton Prize 2025.

Imágenes: archivos provistos en el pedido.
Crédito de imágenes individuales en cada pie: Wikimedia Commons.


Imágenes usadas: Ritter Log Cabin (sheets) | Fuente: Wikimedia Commons | Licencia: ver en los enlaces proporcionados en el artículo