Materiales en estado puro: la Casa MM y la nueva materialidad argentina
La Casa MM en Luján muestra cómo ladrillo, hormigón, acero y vidrio en su estado puro pueden redefinir la arquitectura contemporánea en Argentina.
Materiales en estado puro: la Casa MM y la nueva materialidad argentina
La Casa MM, emplazada en Luján, Provincia de Buenos Aires, propone una reflexión sobre la materialidad en nuestra arquitectura. Este texto analiza cómo el uso del ladrillo, hormigón, acero y vidrio en su estado puro puede transformar proyectos en Buenos Aires, Córdoba, Rosario y otras ciudades del país.
Introducción: una casa que nos invita a mirar los materiales
Si alguna vez te preguntaste por qué algunos edificios te quedan grabados en la memoria, mirá la Casa MM: es un ejemplo claro de cómo una decisión consciente sobre materiales puede definir una obra. Según la reseña original en ArchDaily, el proyecto se apoya en la filosofía del estudio de mostrar los materiales en su estado más puro: ladrillo, hormigón, acero y vidrio se combinan para generar espacialidades y texturas que hablan por sí solas.
Materiales de construcción en la arquitectura argentina: una mirada actual
Acá en Argentina, la obra pública y privada convive con restricciones económicas y conversaciones crecientes sobre sustentabilidad. En ese contexto, la apuesta por materiales honestos y visibles —sin revestimientos innecesarios— no es sólo una postura estética: es una estrategia que puede ahorrar recursos, simplificar procesos y potenciar durabilidad. Podés ver cómo, en proyectos contemporáneos, esa lógica reaparece como respuesta a la volatilidad económica y la necesidad de soluciones constructivas claras.
Además, trabajar con materiales en su estado puro facilita el mantenimiento y la reparación: cuando el ladrillo o el hormigón se expresan sin maquillaje, podés diagnosticar más rápido problemas constructivos y actuar con menor intervención técnica y financiera. Te das cuenta también de que la materialidad expuesta genera honestidad proyectual: comunica cómo se hizo la casa y qué se privilegió en la toma de decisiones.
El uso de ladrillo, hormigón, acero y vidrio en la Casa MM
La Casa MM funciona como un laboratorio a escala doméstica para pensar la convivencia entre cuatro materiales clásicos. El ladrillo aporta textura y condición térmica; el hormigón estructura y protege; el acero articula y define huecos; el vidrio arma continuidad visual y conexión con el exterior. Juntos, permiten jerarquías espaciales precisas sin recurrir a revestimientos superfluos.
Ladrillo: escala y tactilidad
El ladrillo, en su estado natural, es ideal para nuestro clima y para proyectos donde la economía de ejecución importa. En la Casa MM su presencia no es decorativa: define fachadas, genera sombras y aporta masa térmica. En ciudades como Córdoba o Rosario, donde la relación entre clima y arquitectura es clave, el ladrillo puede ser una respuesta eficiente y local a demandas de confort pasivo.
Hormigón: estructura y honestidad
El hormigón expuesto es contundente: habla de carga, estructura y protección. Al dejarlo visto, se evita la doble inversión de cubrir y volver a descubrir el mismo material. Para lugares de la periferia urbana bonaerense, donde a veces faltan recursos para acabados complejos, mostrar el hormigón puede significar optimizar presupuesto sin renunciar a una estética contemporánea y de calidad.
Acero y vidrio: ligereza y apertura
El acero permite tensiones y claros que el hormigón no resolvería con la misma economía, y el vidrio incorpora la noción de continuidad con el paisaje. En la Casa MM, estas dos familias materiales funcionan como contrapuntos: el acero define marcos y conexiones, el vidrio abre visuales. Esa combinación es útil para proyectos en barrios residenciales de Buenos Aires donde la relación entre interior y exterior se vuelve central para la calidad de vida.
Crédito: Wikimedia Commons | Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/7/79/Building_of_Bath_Museum.JPG | Licencia: Ver en Wikimedia Commons
La lectura espacial que propone la Casa MM remarca que, cuando los materiales se muestran tal cual son, cada uno cumple una función clara y reconocible. No hay supervisiones estéticas que oculten falencias constructivas; la arquitectura se vuelve pedagógica para quien la habita y para quienes la observan.
Crédito: Wikimedia Commons | Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/ae/Bath_2014_13.jpg | Licencia: Ver en Wikimedia Commons
Implicancias de la elección de materiales en la sustentabilidad
Elegir materiales en su estado puro puede mejorar varios indicadores de sustentabilidad sin necesidad de tecnologías complejas. Primero, redunda en menos componentes y menos capas (sustratos, revestimientos, pinturas), lo que baja la huella de materiales. Segundo, facilita la reparación local: si algo falla, se repara el ladrillo, la losa o la chapa sin tener que lidiar con sistemas compuestos que sólo ciertos proveedores conocen.
En nuestro país, donde la cadena de suministro puede ser inestable y los costos variar rápido, esta estrategia material ofrece resiliencia. Además, al priorizar la expresión vernácula del material —ladrillo local, hormigón armado bien calculado, acero estándar— se incentiva la mano de obra y los oficios locales, lo cual también tiene impacto social y económico en comunidades de la construcción.
Cierre: lecciones de Casa MM para proyectos argentinos
La Casa MM, según la nota en ArchDaily, es un recordatorio potente de que la materialidad no es sólo apariencia: es estrategia, economía y ética proyectual. Para arquitectos y equipos de obra en Buenos Aires, Córdoba o Rosario, la invitación es clara: pensá los materiales desde su funcionamiento, no sólo desde su estética.
Si querés proyectar con mayor responsabilidad ambiental y económica, considerá priorizar materiales locales, mostrados en su condición real, que extiendan la vida útil del edificio y reduzcan la necesidad de intervenciones costosas. Así, la arquitectura se vuelve más honesta, más sostenible y más conectada con el contexto material y social de nuestro país.
La Casa MM no es una fórmula mágica, pero sí un ejemplo útil: cuando el material habla, el proyecto gana coherencia. Y en tiempos donde cada peso y cada recurso cuentan, esa coherencia puede ser la diferencia entre una obra efímera y una que perdure.
Imagenes: Wikimedia Commons