
Casa EP: diseñar con la geografía, una lección de la costa chilena para Argentina
La Casa EP muestra cómo diseñar con la geografía: una respuesta costera que podés aplicar en proyectos argentinos para respetar y potenciar el paisaje.
Casa EP: diseñar con la geografía, una lección de la costa chilena para Argentina
Si alguna vez te preguntaste cómo puede la arquitectura dejar de ser un objeto impuesto y convertirse en una respuesta al lugar, la Casa EP ofrece un ejemplo valioso. El proyecto, ubicado en el sector Punta Hueso en la costa de la región de Coquimbo, Chile, se presenta en ArchDaily como una obra que dialoga con una geografía de acantilados altos y vegetación endémica. Acá te cuento por qué esa relación entre edificio y paisaje es una lección aplicable a nuestra costa argentina.
Contexto geográfico: entender el sitio antes de diseñar
La descripción de la Casa EP en la publicación destaca dos rasgos que marcan cualquier decisión de proyecto: la presencia de acantilados frente al océano y una vegetación endémica abundante. Ese escenario impone condicionantes —viento, vistas horizontales, erosión costera, acceso— pero también ofrece oportunidades estéticas y funcionales. En la práctica proyectual, reconocer esos elementos desde el inicio cambia la escala del debate: pasás de resolver un programa interior a articular recorridos, miradas y conexiones con el contexto.
Lo que nos dice la costa
En paisajes costeros como Punta Hueso —y en tramos de la costa argentina, desde Mar del Plata hasta la Patagonia— la topografía y la vegetación no son fondos neutros. Son recursos que podés incorporar: protegen del viento, generan microclimas, ofrecen privacidad y jerarquizan vistas. Si el proyecto responde a esos elementos, la casa deja de competir con el lugar y empieza a potenciarlo.
Estrategias de diseño para integrarse al paisaje
Observando la ficha de la Casa EP y combinando esos datos con principios generales de diseño costero, es posible identificar estrategias replicables en nuestro contexto rioplatense. No se trata de copiar fórmulas, sino de adoptar una actitud de respeto y adaptación:
1. Lectura fina de la topografía
Antes de cualquier planta, es clave mapear pendientes, puntos de vista y vías de acceso. Proyectos que funcionan con la geografía suelen apoyarse en la topografía en vez de nivelarla por completo: así minimizan movimiento de suelo y problemas de erosión, además de crear plataformas y terrazas que generan diversidad espacial.
2. Orientación y secuenciación de miradas
En acantilados o playas altas, la orientación de los espacios y la apertura de visuales condicionan el confort y la experiencia. Pensar recorridos que culminen en puntos de vista o patios intermedios permite controlar cómo se percibe el paisaje —y cómo el paisaje entra a la casa— sin exponerse de más al viento o al sol rasante.

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3. Integración con la vegetación endémica
La vegetación local no solo es paisaje: funciona como filtro visual y climático. Mantener, recuperar o incorporar especies endémicas ayuda a estabilizar suelos, controlar la erosión y enriquecer la biodiversidad. En nuestro país, donde localidades costeras de Buenos Aires o la Costa Atlántica enfrentan erosión y presión urbanística, usar plantas nativas es una decisión proyectual y ética.
4. Intervenciones de bajo impacto
Diseñar con la geografía suele implicar reducir la huella: caminos discretos, fundaciones que respeten capas de suelo, y una implantación que evite movimientos masivos de tierra. Esa lógica no es solo ambiental: también reduce costos y preserva el carácter natural del lugar.
Comparación con el litoral argentino: aprendizajes y adaptaciones
Si mirás una casa en la playa de Mar del Plata o comparás iniciativas costeras en la provincia de Buenos Aires, Córdoba y Rosario, te das cuenta de que muchas discusiones son las mismas que plantea la Casa EP: ¿cómo miramos al mar sin perder el carácter del sitio? ¿Cómo trabajamos con vientos predominantes y la incidencia solar? ¿Cómo incorporamos la naturaleza existente?
En ciudades como Buenos Aires o en frentes costeros urbanos, la presión por desarrollo suele llevar a soluciones que borran la memoria del terreno. En cambio, la Casa EP propone una lectura en la que la arquitectura dialoga con la geografía: eso es trasladable a proyectos argentinos si adoptamos un enfoque más contextual y menos estandarizado.

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Implicancias para la práctica profesional en Argentina
¿Qué podés llevarte como proyectista o como cliente en Buenos Aires, Córdoba, Rosario o cualquier otra costa argentina? Primero, la idea de que la geografía es materia prima del proyecto. Segundo, que adaptar el diseño al lugar puede ser más económico y duradero que imponer soluciones estándar. Y tercero, que la conservación de vegetación y la intervención de bajo impacto son estrategias tanto técnicas como culturales: fomentan un vínculo más saludable entre la vivienda y su entorno.
Una invitación a repensar la costa
Mirando la Casa EP —a través de la reseña en ArchDaily— se hace evidente que trabajar con la geografía no es renunciar a la arquitectura: es potenciarla. En el contexto argentino, donde hay tensiones entre desarrollo turístico y preservación del paisaje, esta actitud proyectual puede servir como brújula. No se trata de copiar, sino de incorporar la regla básica: diseñá con el lugar, no contra él.
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- https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/7/75/The_cottages_and_the_village_life_of_rural_England_%281912%29_%2814777415694%29.jpg — Crédito: no disponible en los datos provistos | Fuente: Wikimedia Commons | Licencia: ver página de la imagen en Wikimedia Commons