Arquitectura que traduce cultura: lecciones del Centro Hakka
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Arquitectura que traduce cultura: lecciones del Centro Hakka

El Centro Hakka en Miaoli muestra cómo la arquitectura puede reforzar identidad cultural; lecciones aplicables a la pluralidad de Argentina.

12 de septiembre de 2025
5 min de lectura
por Equipo proyect.ar

Arquitectura que traduce cultura: lecciones del Centro Hakka

Si alguna vez te preguntaste cómo puede el espacio construido ayudar a preservar y potenciar una identidad cultural, este proyecto te da pistas claras. El Centro de Visitantes del Jardín Literario Hakka, ubicado en Gongguan, Miaoli, se plantea como un ejemplo de arquitectura que responde a su contexto: un valle modelado por asentamientos Hakka y una memoria minera. En este artículo vinculamos esa experiencia con los desafíos que tenemos acá en Argentina: cómo representar nuestras múltiples identidades —indígenas, inmigratorias, regionales— desde la arquitectura.

El proyecto y su territorio

Según la descripción del proyecto en ArchDaily, el Centro de Visitantes se inserta en el Hakka Literature Garden, en el valle del río Houlong. El sitio está marcado por la presencia de la comunidad Hakka y por una historia ligada a la minería; de ahí el reto de integrar memoria, paisaje y función pública en un edificio que sea a la vez acogedor y representativo.

La primera lección que podés sacar es práctica: entender el lugar más allá del paisaje físico. No alcanza con copiar una tipología; hace falta leer los trazos sociales y económicos que lo habitan. En Miaoli eso implicó considerar asentamientos Hakka, modos de vida y una memoria productiva. Acá en Argentina, el ejercicio es similar cuando trabajamos en territorios como la periferia de Rosario, los barrios históricos de Buenos Aires o localidades cordobesas con fuertes identidades regionales.

Deck above Visitor Center

Crédito: Wikimedia Commons | Fuente: Wikimedia Commons | Licencia: según Wikimedia Commons

Identidad cultural y arquitectura: ¿qué significa reflejarla?

Cuando hablamos de identidad en arquitectura solemos mezclar dos capas: la simbólica y la funcional. La capa simbólica remite a formas, materiales y narrativas que comunican pertenencia; la funcional, a cómo esos espacios sirven a prácticas culturales concretas —reuniones, rituales, producción local, usos del paisaje. El Centro Hakka, según la nota, articula esas dos dimensiones: no es sólo un gesto estético sino un dispositivo para contar y sostener una tradición.

En Argentina te das cuenta de que las mismas preguntas aparecen de manera recurrente. ¿Cómo hace un centro cultural en el norte para dialogar con comunidades indígenas? ¿Qué significa que un edificio público en el conurbano porteño contemple la diversidad de orígenes de sus vecinas y vecinos? Más aún: ¿cómo poner en valor memorias laborales —como la industrial o agropecuaria— sin caer en la nostalgia inerte?

Garden and grove outside the visitor center

Crédito: Wikimedia Commons | Fuente: Wikimedia Commons | Licencia: según Wikimedia Commons

Elementos concretos para pensar identidad

De la lectura del proyecto se desprenden varios recursos que podés adaptar a contextos locales: uso de materiales vernáculos o locales, relación directa con el paisaje, disposición de recorridos que cuenten la historia y espacios flexibles para usos comunitarios. No se trata de copiar una estética, sino de recurrir a herramientas proyectuales que permitan que la comunidad se reconozca en el edificio.

Ejemplos argentinos (en términos generales)

No hace falta nombrar obras puntuales para notar tendencias en nuestro país. En Buenos Aires, Córdoba y Rosario hay proyectos que intentan resignificar identidades barriales y regionales a través de la arquitectura: intervenciones en espacios públicos que priorizan el encuentro, edificios municipales pensados para visibilizar memorias locales, o centros culturales que acogen prácticas tradicionales y contemporáneas. Lo interesante es observar cómo esos proyectos evitan el folclore literal y apuestan por estrategias espaciales que habilitan la participación.

Si querés que un edificio represente a una comunidad inmigrante, por ejemplo, la clave no es replicar iconografías, sino facilitar que sus prácticas se expresen —talleres, mercados, ceremonias— y que el lenguaje material del proyecto refleje sostenibilidad y economía de recursos locales. En ese sentido, el Centro Hakka ofrece una lección: la identidad eficaz es la que se experimenta, no la que se explica con un rótulo.

Propuestas para integrar identidad cultural en futuros proyectos

A continuación, algunas propuestas prácticas que podés considerar en proyectos argentinos, inspiradas por la lógica del Centro de Visitantes de Miaoli:

1. Diagnóstico cultural participativo

Antes del plano, escuchá. Diseñá instancias donde las comunidades cuenten sus prácticas, lugares de memoria y necesidades. El diagnóstico participativo evita lecturas externas que no conectan con la realidad local.

2. Materialidad contextuada

Buscá materiales locales o técnicas constructivas de la región. No por nostalgia, sino por economía, sostenibilidad y sentido. Un material conocido facilita el mantenimiento y la apropiación comunitaria.

3. Espacios flexibles y narrativos

Proyectá espacios que puedan transformarse: salas para exposiciones, talleres, ceremonias y mercados. Incorporá recorridos que permitan contar historias: paneles, miradores, nodos de encuentro.

4. Vinculación con el paisaje y la economía local

Si un lugar tiene historia minera, agrícola o artesanal, usá esa traza como pauta para la disposición de patios, patios-jardín o circulaciones. La relación entre interior y exterior es clave para sostener prácticas productivas y simbólicas.

Conclusión: una lección aplicable en Argentina

El Centro de Visitantes del Jardín Literario Hakka —según lo reseña ArchDaily— funciona como un recordatorio: la arquitectura puede ser una herramienta activa para reforzar identidades, siempre que nazca del diálogo con la comunidad y del territorio. Acá en nuestro país, con su pluralidad cultural, esa lección es especialmente relevante. Mirá, no es una receta única: es una invitación a diseñar con sensibilidad, a priorizar usos y memorias y a reconocer que un edificio puede ser, además de un objeto, un relato colectivo que se vive.

Créditos

Texto basado en la reseña del proyecto en ArchDaily.

Imágenes usadas: "Deck above Visitor Center" y "Garden and grove outside the visitor center" desde Wikimedia Commons. Crédito y licencia según cada archivo en Wikimedia Commons.


Imagen 1: Crédito: Wikimedia Commons | Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/ac/Brooklyn_Botanic_Garden_New_York_May_2015_003.jpg | Licencia: según Wikimedia Commons

Imagen 2: Crédito: Wikimedia Commons | Fuente: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/e/eb/Garden_and_grove_outside_the_visitor_center_at_Sunnylands%2C_Rancho_Mirage%2C_California_LCCN2013631268.tif | Licencia: según Wikimedia Commons